Ducati ha transformado la Desmosedici GP11 de acuerdo con las indicaciones de Valentino Rossi, que necesita una moto menos rígida y más fácil de conducir. El problema de Ducati es la falta de referencias totalmente fiables.
La lesión de Valentino Rossi puede ser un duro escollo en el proceso de desarrollo de la nueva Ducati Desmosedici GP11. En la única toma de contacto de Rossi con la moto, en las pruebas de Cheste, el italiano se quejó de su excesiva rigidez, de su dureza, pero también se reconoce desde Ducati que las condiciones físicas de Rossi, lesionado en un hombro, no le permitían emplearse con toda la fuerza necesaria que la Desmosedici exige. Rossi necesita una moto menos extrema y radical que la última versión, una moto más fácil. Y para ello decidieron modificar la rigidez del bastidor y diseñar un nuevo basculante, que permiten desplazar el centro de gravedad de la moto y mejorar su manejabilidad. El nuevo material fue puesto en pista a principio de mes en Jerez por el equipo de pruebas de Ducati, con Vittoriano Guareschi y Franco Battaini, aunque la mala climatología no les permitió sacar conclusiones definitivas.
Ahora tendrán que esperar hasta las pruebas de Sepang del próximo 1 de febrero para que Rossi evalúe los cambios. El problema será, nuevamente, la condición física de Rossi. Convaleciente de la operación de hombro, Rossi confesaba semanas atrás tener la convicción de que podrá llegar en buenas condiciones a las pruebas de Malasia, aunque no se puede precisar con certeza en qué estado físico afrontará esos entrenamientos, y por tanto seguirá siendo una incógnita la efectividad del trabajo desarrollado hasta ahora sobre la Desmosidici.
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